Si pensabais que el año pasado el Galaxy S24 había puesto el listón alto, esperad a conocer cómo Corea del Sur ha recibido a su hermano mayor. Porque sí, amigos, los números acaban de hablar: la serie Galaxy S25 no solo ha superado las expectativas, sino que ha pulverizado los récords de pedidos anticipados en su tierra natal. Y aunque aquí aún no podemos sostenerlo en nuestras manos (el suspiro es audible), los datos nos dan pistas de por qué este lanzamiento podría ser, más que un teléfono, una declaración de intenciones.
Hablemos de cifras, pero sin aburrir. Samsung ha anunciado 1,3 millones de pedidos en apenas unos días para su trío de modelos: el S25, el S25+ y el todopoderoso Galaxy S25 Ultra. Para que nos hagamos una idea, es un 7,4% más que lo conseguido con el S24 en 2023 (una barbaridad). Y así de primeras aunque podríamos pensar (para los que no siguen este tipo de noticias habitualmente) que la mayoría optaría por el modelo más asequible, los surcoreanos han puesto sus ojos (y sus wones) en el Ultra. El 52% de las reservas son para el buque insignia, que no es solo un teléfono, es prácticamente un trofeo. ¿Motivos? Varios.
El Ultra no juega en la misma liga… ni en el mismo planeta
Mientras el S25 y el S25+ se limitan a una mejora discreta (con ese nuevo procesador Snapdragon 8 Elite), el Ultra ha decidido ir a por todas: cristal Gorilla Glass Armor 2 (traducción: “rayajos, aquí no pasáis”), una cámara ultra gran angular mejorada (sobre todo en condiciones de poca luminosidad) y un chasis más fino y ligero, muy similar ya a lo que es un iPhone hoy en día (para bien y para mal). Y por si fuera poco, funciones de IA que, según Samsung, “aprenden de tus gestos”.
Ahora bien: ¿por qué tanta euforia si, en teoría, las diferencias con el S24 no son abismales? Aquí entra en juego la psicología de quien lleva tres años fiel a su Galaxy S21, S22 o S23. Porque Samsung no está hablando solo a early adopters, sino a quienes llevan aguantando arañazos en la pantalla y baterías que ya duran menos que un helado en agosto. Es como si la compañía coreana les susurrase: “Toca renovarse, pero hazlo con estilo”.
El Snapdragon 8 Elite: el motor que todos quieren bajo el capó
No podemos olvidar el corazón de estos dispositivos: el procesador de Qualcomm que equipa toda la gama. Si el año pasado ya hablamos de potencia, este promete un salto que, se nota hasta en lo más básico (en el vídeo a continuación podrás ver de lo que hablo). Abrir apps, jugar, editar fotos… Todo fluye bastante más rápido.
Os confieso que, entiendo en parte por qué el Ultra acapara miradas (y eso que llevo un S24 Ultra desde su salida). Entre sus cinco funciones estrella hay una que permite grabar en 8K con estabilización casi cinematográfica (adiós, trípodes incómodos) y otra que ajusta los colores en tiempo real. Pero en materia de rendimiento, como podéis apreciar en el video anterior, la diferencia es más que notable.
Conclusión: ¿merece la pena subirse al carro?
Si tenéis un S24 en el bolsillo, quizás no haya prisa (yo no la tengo, de hecho). Pero para los que aún resisten con modelos de 2021 o 2022, el S25 Ultra podría ser ese salto generacional que justifica el desembolso. Eso sí, aviso a navegantes: tras probarlo, creedme que, volver a vuestro antiguo terminal podría sentirse como cambiar un Ferrari por un patinete.
Mientras esperamos a que llegue a nuestras tiendas (y a ver si Europa sigue el entusiasmo coreano), una cosa está clara: Samsung sigue jugando a ser el rey de la innovación… aunque a veces eso implique que nuestros bolsillos tiemblen un poco.